-. No hay una pospandemia, en el sentido
estricto de la palabra, lo que hay será un reacomodamiento de la convivencia
humana con la nueva enfermedad incluida, y la amarga sensación de que algo así, o peor, es muy factible de volver a
pasar. Para estar prevenidos, para poner en alerta a familias, empresas, y
estados se impone una intensa red de solidaridad que incluye el “jubileo
internacional de deuda soberana comercial, familiar y estatal” en todo el
mundo. No es un perdón ni una pérdida, es una terapia imprescindible, para que
todo el sistema productivo vuelva a andar.
-. Tenemos
el deber de tratarnos todos como supervivientes. Tenemos muchas cosas que
atender antes de estar perdiendo el tiempo en cosas tan egoístas como una
deuda, por ejemplo, la seguridad, la educación, la justicia, la producción
primaria, la salud individual y pública. No podemos perder tiempo en salvar
monedas, hay que salvar al que la produce: La gente, hay que construir murallas
de solidaridad que nos garanticen vivir y volver a empezar a todos, no solo a
algunos como nos hemos acostumbrado en un ayer que jamás volverá.
-. La pospandemia puede ser la primera vez
que la humanidad responde solidariamente a algo mundial, no podemos decir que
la bomba atómica sobre Hiroshima haya sido solidaria, tampoco los bombardeos
implacables sobre Corea, Vietnam, Libia e Iraq. Como tampoco las guerras de
exterminio que vimos en Turquía, Serbia, Nigeria, Palestina y las presenciamos
suceder impunemente ante nuestros propios ojos. Esta pospandemia sucedió para
que aprendamos de una vez por todas a dejar de mirar para otro lado. Las vidas
humanas importan más que el dinero, los bienes y las mafias empresariales que
los detentan.
-. No es que queramos un mundo más justo
porque se nos canta. Lo queremos porque es imprescindible que así sea, y así
como echamos a los delincuentes a la cárcel, es imperioso que hagamos lo mismo
con todos los que estén activamente en contra de esta idea. No podemos darnos
el lujo de titubear porque esta oportunidad bien puede ser la última, la
humanidad se merece capitanes capaces de manejar la paz como un recurso, no
como una posibilidad, es una riqueza primera y esencial que sencillamente no
podemos delegar, la democracia es la manera y el jubileo mundial total es la única
estrategia posible para volver a empezar.
-. Si estamos vivos, somos sobrevivientes,
de muchas cosas y varias veces, sin que sea mérito nuestro, sino de los que ya
no están más con nosotros, reconozcámoslo. En cualquier momento y en cualquier
parte puede pasarnos cualquier cosa. Esto no ha cambiado desde la época de los
cavernícolas, y si esto es así, ¿de qué ha servido tanto avance cultural y
tecnológico? Cualquiera puede venir y romperme la cabeza o algo peor en
cualquier lugar a cualquier hora, lo leo en los diarios todas las veces, ¿esto
es paz? Se supone que la Paz es el primer producto de una civilización y
viceversa, entonces tenemos que reconocer que no somos civilizados como
pensamos, tal vez, esta pandemia ha sido para que nos demos cuenta de esto. O sirva,
por lo menos, para eso. Rodac 04/08/20.
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